viernes, 25 de junio de 2010

EL POZO SIN FIN

Si hablamos de arquitectura y de la historia de la ciudad, hablamos de la “manzana de las luces” ubicada en la unión de las calles Perú, Presidente A. Roca y Moreno. En la misma se encuentra la iglesia más antigua de Buenos Aires.

Es el único lugar de Buenos Aires donde se puede visitar los túneles excavados que datan del siglo XVIII.
Si uno presta atención va a escuchar los lamentos y quejidos del “pozo sin fin”.

Los indios Quilmes fueron los que se instalaron en la zona después de ser expulsados de los valles calchaquíes, creían que existía un pozo llamado Guruc, donde iban los que no tenían alma, creían que la gente sin alma vivía agonizante dentro de ese pozo. Con el correr del tiempo la palabra se deformo y se convirtió en gruta.

Había un verdugo llamado Alves que trabajaba para el caudillo Juan Manuel de Rosas, de mediados del siglo XIX. Alves decapitaba a las victimas y las arrastraba por los túneles, en uno de esos túneles vio un pozo que despedía mucho calor, del mismo salían gritos. Los gritos terminaron cuando el verdugo tiro la bolsa que llevaba, aunque nunca oyó el golpe de la caída.

Un siglo después a finales del los años 70 realizando unas excavaciones, la historia del pozo volvía a salir a la luz. Los obreros que se encontraban trabajando en las obras dicen haber oído voces quejándose, y muchos de ellos abandonaron las obras por miedo.

Donde hoy se erige la casa central del Banco de la Nación Argentina se encontraba un pozo de las ánimas, donde antiguamente había un cementerio. Los espectros del Banco de la Nación son un relato muy frecuente de los fantasmas de Buenos Aires, que se dan a conocer por los testimonios de los guardias de seguridad que conviven con ellos en las noches de vigilia. Testimonios que cuentan con espanto, a pesar de la familiaridad.



1 comentario: